segunda-feira, 26 de maio de 2014

Con Jesús en Samaria: aproximación, diálogo y acogida




“Llega una mujer de Samaria a sacar agua.
Jesús le dice: “Dame de beber”
(Jn 4, 7)

Estamos pisando en las tierras de Samaria. Tierra que nos va provocando en este año 2014 en el Camino de Revitalización de las Pastorales de la Juventud. Tiempo de reconocer y convivir con la juventud de nuestro continente. “Samaria” que vamos saboreando y desvelando juntos en este movimiento nos va desinstalando y haciéndonos romper nuestras distancias culturales, religiosas y sociales. 

En el tiempo de Jesús vivir en Samara significaba vivir al margen, en la exclusión. Ser samaritano era ser víctima de la discriminación, del prejuicio, del aislamiento del pueblo judío. Ser samaritano era cargar el estigma de la exclusión. Por ser considerados impuros, eran considerados la peor raza existente. Carlos Mesters e Francisco Orofino nos ayudan a entender ese contexto: los samaritanos eran despreciados por los judíos. Este desprecio venía desde lejos, desde el siglo VIII antes de Cristo (2Rs 17, 24 – 41) y trasparece en algunos libros del Antiguo Testamento. El libro de Eclesiástico, por ejemplo, habla de un “pueblo necio que vive en Siquén, que ni siquiera es nación” (Eclo 50, 25 – 26). 

Muchos judíos de Galilea, cuando viajaban para Jerusalén, no pasaban por Samaria. El Evangelio de Juan muestra a Jesús haciendo lo contrario, pasando por Samaria y acogiendo los samaritanos. Por causa de esto, era criticado por los judíos que lo agredían diciéndole “samaritano, poseído por un demonio” (Jn 8, 48). Después de la resurrección, los seguidores y las seguidoras de Jesús, superaron sus prejuicios y anunciaron la Buena Nueva a los samaritanos (Hch 8, 4 – 8). En las “comunidades del Discípulo Amado” había muchos samaritanos. 

En esta reflexión y vivencia queremos mirar para Jesús y pensar: ¿en cuáles “Samarias” nosotros necesitamos entrar y cuáles “Samarias” necesitamos acoger? ¿Quiénes son los discriminados de hoy en una cultura que “se cree” superior? ¿Quiénes son hoy los excluidos? Entre los/as jóvenes, ¿quiénes son los/as samaritanos/as? ¿Los/as jóvenes que están en las periferias de las grandes ciudades? ¿Los/as jóvenes del campo? ¿Los/as jóvenes negros/as? ¿Las mujeres jóvenes? ¿Los/as jóvenes homosexuales y lesbianas? ¿Los/as jóvenes portadores de necesidades especiales? ¿Los/as jóvenes que luchan por sus derechos? ¿Los/as jóvenes migrantes? ¿Los/as jóvenes que cuestionan? ¿Los/as jóvenes ateos/as o de otras religiones? ¿Quiénes son hoy, los/as jóvenes que están excluidos, que sufren con el prejuicio?

Jesús y la Samaritana son ejemplo de que la aproximación, la acogida y el dialogo quiebran todo lo que nos separa. Hay disposición de los dos lados para entrar en la vida y en la cultura del otro. El diálogo transforma a la samaritana que va a anunciar: “vengan a ver un hombre que me dijo todo lo que hice, ¿no será este el Mesías? El diálogo transforma también a Jesús que percibe en ella, lo diferente, la presencia de Dios. 

¡De cuántas realidades juveniles necesitamos aproximarnos! ¡Cuántas y cuántas realidades necesitan el reconocimiento de lo divino que brota de ellas y las hace sagradas! ¡Cuánto nos falta desarrollar nuestra capacidad de diálogo, de escuchar, de hablar con ternura y cuidado! ¡Es el maestro quien nos pide revitalizar nuestro camino, el camino de la juventud!

¡Vamos a llenar nuestros baldes de diálogo, de acogida, de aproximación, de ternura… y con ellos, llenos, vamos rompiendo las estructuras y fronteras que nos impiden amar…!

Mantra:
            Con diálogo y amor, de la exclusión, Jesús nos salvó.
            Caminando con la juventud, la buena nueva, él nos anunció.

Autores:
Cladilson Nardino, estudiante de Ing. Civil,
miembro de la coordinación arquidiocesana de la PJ de Curitiba (Paraná) 
Luis Duarte Vieira, Novicio jesuita y militante de la Pastoral de la Juventud
Maicon André Malacarne, Padre, asesor de La Pastoral de la Juventud
de la Diócesis de Erexim (Rio Grande do Sul)

Traducción:
Katiuska F. Serafín Nieves sjt

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